En esta nueva edición revisada deseo compartit uno de los motivos por los cuales «sé» que es posible dar marcha atrás al malestar y acabar con él, sencillamente cambiando las pautas mentales. Hace unos años me diagnosticaron cáncer de vagina. No era en absoluto extraño que tuviera cáncer en la región vaginal habiendo sido violada a los cinco años de edad, y habiendo sido una niña maltratada. Cuando se manifestó la enfermedad ya llevaba varios años como profesora de sanación, por lo cual fui muy consciente de que en ese momento se me daba la oportunidad de practicar y demostrar en mí misma lo que enseñaba a otros.
Como cualquier persona a la que se le dice que tiene cáncer, me invadió el terror. Y sin embargo, yo sabía que la curación mental era efectiva. Consciente de que el cáncer proviene de una actitud de resentimiento muy hondo que se mantiene durante mucho tiempo hasta que literalmente corroe el cuerpo, sabía que tenía que hacer muchísimo trabajo mental. Comprendí que si me operaban para quitarme el cáncer y no quitaba la pauta mental que lo había creado, los médicos irían cortando trozos de Louise hasta que no hubiera más Louise que cortar. Si me hacían la operación y al mismo tiempo quitaba esa pauta mental que lo causaba, entonces no reaparecería el cáncer. Cuando el cáncer, o cualquier otra enfermedad, reaparece, no creo que se deba a que el médico «no quitó todo», sino más bien a que el paciente no ha hecho ningún cambio mental y por consiguiente vuelve a crear la misma enfermedad. También sabía que si conseguía eliminar la pauta mental que había creado el trastorno llamado cáncer, no tendría necesidad del médico. De modo que pedí tiempo. De mala gana el doctor me dio tres meses, advirtiéndome que ese retraso ponía en peligro mi vida.
Como cualquier persona a la que se le dice que tiene cáncer, me invadió el terror. Y sin embargo, yo sabía que la curación mental era efectiva. Consciente de que el cáncer proviene de una actitud de resentimiento muy hondo que se mantiene durante mucho tiempo hasta que literalmente corroe el cuerpo, sabía que tenía que hacer muchísimo trabajo mental. Comprendí que si me operaban para quitarme el cáncer y no quitaba la pauta mental que lo había creado, los médicos irían cortando trozos de Louise hasta que no hubiera más Louise que cortar. Si me hacían la operación y al mismo tiempo quitaba esa pauta mental que lo causaba, entonces no reaparecería el cáncer. Cuando el cáncer, o cualquier otra enfermedad, reaparece, no creo que se deba a que el médico «no quitó todo», sino más bien a que el paciente no ha hecho ningún cambio mental y por consiguiente vuelve a crear la misma enfermedad. También sabía que si conseguía eliminar la pauta mental que había creado el trastorno llamado cáncer, no tendría necesidad del médico. De modo que pedí tiempo. De mala gana el doctor me dio tres meses, advirtiéndome que ese retraso ponía en peligro mi vida.
Desde hace mucho tiempo creo lo siguiente:
• Todo lo que necesito saber se me revela.
• Todo lo que necesito viene a mí.
• Todo está bien en mi mundo.
- No hay ningún conocimiento nuevo. Todo es antiguo e infinito.
Siento inmenso placer y alegría en reunir aquí sabiduría y conocimientos y ponerlos a disposición de aquellos que caminan por la senda de la curación. Dirijo esta dedicatoria a todas las personas que me han enseñado lo que sé: a mis muchos clientes, a mis amigos en este campo, a mis maestros, y a la Inteligencia Divina e Infinita, por canalizar a través de mí aquello que los demás necesitan escuchar.
Luis L. Hay
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